El baloncesto estadounidense llora la pérdida de David Edwards y Lee Green, dos ex jugadores que militaron en la NCAA a principios de los años noventa, infectados por el COVID-19. Estados Unidos ha sufrido un notable incremento en el número de personas contagiadas, que alcanzaba la cantidad de 35.241 personas en el último balance con un saldo de 473 fallecidos y 178 curados. Nueva York posee uno de los focos más importantes obligando a las autoridades a tomar especiales medidas sanitarias.

David Edwards era hijo de Dave Edwards, que jugó en Virginia Commonwealth desde 1971 hasta 1974. Ocupaba la posición de base, siendo un veloz jugador de 1,78 metros, que destacó en el Andrew Jackson High School de Nueva York con unas medias de 41 puntos por partido.

Su portentosa carrera colegial le permitió incorporarse a una universidad del cartel de Georgetown en la temporada 1989-90, donde compartió equipo con los NBA, Alonzo Mourning y Dikembe Mutombo o el ex Elosúa León, Mark Tillmon.

Edwards no logró adaptarse al juego de los Hoyas, muy centrado en sus pívots y que confiaban en bases centrados en la disciplina y en jugar a un ritmo pausado, ocupándose de hacerle llegar balones a sus centers.

El estilo callejero del juego de Edwards no encajaba, pese a las 14 asistencias firmadas en el partido de su debut. Pronto llegaron los choques con John Thompson, el carismático técnico de Georgetown.

“Respeto mucho a John Thompson, creo que es un gran entrenador, pero no nos mirábamos a la cara”, dijo David Edwards tras abandonar Georgetown y pedir el transfer. Sus medias en su única temporada con los Hoyas fueron de 5,4 puntos, 4,8 asistencias y 2,2 rebotes por partido.

El siguiente destino de Edwards fue Texas A&M University, donde su estilo conectó mucho mejor. Los promedios del playmaker neoyorquino en los Aggies, llegaron hasta los 13 puntos, 8,8 asistencias y 5,6 rebotes por encuentro.

Tras finalizar su etapa en la NCAA, David Edwards tuvo su experiencia profesional llegando a jugar en las ligas de Lituania e Islandia. Su hijo Corey, también base, jugó en George Mason University hasta la temporada 2014-15.

Por su parte, Lee Green también jugaba en la posición de base, defendiendo la camiseta de Saint John’s durante tres temporadas, de la 1990-91 hasta la 1992-93, en las que disputó 72 partidos con unos promedios de 2,3 puntos y 0,8 asistencias por encuentro con unas medias de 45,3% en tiros de campo, 31,3% en triples y 49,2% en tiros libres.

Green llegó a los Red Storm en el curso 1990-91 con el legendario Lou Carnesecca en el banquillo y compartiendo equipo con jugadores como el español Sergio Luyk, Malik Sealy, el alero Billy Singleton y los pívots Robert Werdann y Shawnelle Scott.

En la siguiente campaña (1991-92) se mantenía el mismo bloque menos Scott que había dado el salto a la NBA. Su último año en Saint John’s fue en el 1992-93 con Brian Mahoney pasando de asistente a sustituto de Lou Carnesecca. También llegaría en ese ejercicio al equipo rojillo el anotador Rowan Barrett, alero canadiense que pasó por el Lucentum Alicante y es el padre de RJ Barrett, número 3 del draft del 2019 y actual jugador de los New York Knicks.

Descansen en paz David Edwards y Lee Green.

(Noticia: F. Gayo)