¿Cómo fueron tus inicios en el  mundo del baloncesto?

 

Nací en Lieres pero me fui a Bélgica con mis padres muy pequeño. Empecé en el baloncesto con ocho años en el Colegio Agustinos en Bélgica en categoría de minibasket con la que llegué a estar en la selección belga. Estuve hasta los 18 años y luego fiché por el Castors Braine, donde jugué hasta los 24 años cuando vine al Tradehi Oviedo. Estuve 2 años en Oviedo para pasar luego al Gijón Baloncesto hasta mi retirada en 1992. Me retiré por las lesiones y el desgaste.

 

Recuerdos de tu etapa en Bélgica.

 

En el Castors Braine entrenábamos de lunes a viernes y los partidos los jugábamos de sábado. Ascendimos de segunda a primera división que fue un momento muy especial. Era una liga de no mucho nivel pero con grandes americanos. Muchos de ellos luego se vinieron para España. En la actualidad destacan equipos como Malinas, Charleroi y Oostende que pueden plantar cara a equipos ACB, pero de aquella época esos equipos serían equiparables al nivel LEB Oro.

 

En la temporada 1986/87 llegas al Tradehi Oviedo que acababa de conseguir plaza en la entonces potente Primera B. ¿Cómo se produce tu llegada a la capital asturiana?

 

Cogió la presidencia del club, un familiar mío, mi primo Ángel Ornia. Sabiendo que yo estaba jugando en Bélgica, me llamó para hacerme una prueba ya que había posibilidades de que esta temporada jugasen en Primera B, lo que ahora es la LEB Oro. En el mes de mayo hice una prueba con Juan Llaneza de entrenador y la pasé.

 

Esa temporada salimos en Primera B y a partir de ahí es cuando jugué dos temporadas en el Tradehi Oviedo.

 

Una primera temporada en el CB Oviedo con dos americanos por equipo y bastante apoyo institucional con Valentín Masip como alcalde, así como del sector privado con Tradehi y Botas.

 

Sí, a Valentín Masip le gustaba mucho el baloncesto y venía a todos los partidos. De aquella época se pagaba un alquiler de la cancha simbólico de una peseta. Esa temporada llegamos a tener hasta cinco americanos. Empezamos con Stan Mayhew y Elwayne Campbell, que fueron cambiados por Sly Williams, un jugador NBA que era muy bueno pero un poco loco, y después vino Mike Schlegel. El quinto fue Willy Jones que había comenzado la temporada en el Gin MG Español de la ACB.

 

¿Cómo recuerdas esa primera temporada en Asturias?

 

Era el primer año del club a nivel profesional. El entrenador, Juan Llaneza, tenía solo 23 años. Era incluso más joven que muchos de los jugadores. Fue una temporada para mí muy buena dándome a conocer en España. Muchas veces decían que era el tercer americano del equipo.

 

 

La temporada 1987/88 fue la de tu consolidación con una nueva pareja de americanos, Victor Anger y Craig Robinson, aunque con cambio de entrenador durante el transcurso de la misma…

 

La temporada la inició en el banquillo Ramón Fernández y lo cortaron por Navidad y se incorporó Ricardo Hevia. Esa temporada subían ocho equipos a la ACB y logramos meternos en los Playoffs por el Ascenso.

 

Recuerdo la eliminatoria por el Ascenso contra el Clesa Ferrol, que nos echaron a la primera con sendas diferencias de más de 20 puntos. Un Clesa Ferrol dirigido por Javier Casero contando con Anicet Lavodrama, Mike Schlegel, Manolo Aller... Era un equipo impresionante.

 

¿Qué respuesta del público había en el Palacio de Deportes?

 

Bueno, en el primer año hubo muchísima gente en los partidos. En el segundo año sí bajó la afluencia.

 

¿Qué balance haces de tus dos temporadas en Oviedo?

 

Para mi fueron dos años muy buenos. El baloncesto lo mamé desde pequeño con ocho años, empezando a jugar. Ahora con 54 años soy entrenador, dirijo un club y tengo a mi hijo jugando en el equipo de 1ª Nacional con el Basket Villa de Mieres 2012, pero para mí el baloncesto siempre ha sido todo.

 

Los dos años que jugué en Oviedo, los primeros meses fueron muy duros, por el tema del idioma. Hablaba una palabra  en español y cinco en francés. Hablaba en francés porque me eduqué en Bélgica. Al ocupar la posición de base tenía algunos problemas de comunicación, aunque con los americanos había un entendimiento perfecto. Pero fueron dos años en los que disfruté mucho.

 

Después de esos dos buenos años en Oviedo, adaptándote el juego en España, sale la oportunidad de irte a Gijón, haciendo el camino inverso de Lolo Solís en ese verano y te vas al “enemigo”, algo muy habitual en esa época por otro lado…

 

Pues sí. Coincidió que en la temporada 1988/89 cogió las riendas del Gijón Baloncesto Ed Johnson y tras verme jugar dos años aquí, pues confió mucho en mí y me propuso irme a Gijón. Y, bueno, con el tiempo nos convertimos en cuñados (risas)…

 

Pese a haber ido a jugar al rival, tuviste siempre buenos recibimientos en Oviedo...

 

En aquella época tenía una Peña en Oviedo e incluso venían a Gijón a animarme. Cuando me fui a Gijón, Lolo Solís hizo el cambio al revés, pero no hubo ningún problema.

 

Tu etapa en el Gijón Baloncesto duró cuatro temporadas siendo algunas de ellas muy brillantes...

 

Sí, sí, menos un año que jugamos contra el Atlético de Madrid de Jesús Gil para evitar el descenso, los otros tres años siempre jugamos playoffs para subir a la ACB. En mi primera temporada, en la que caímos en los playoffs contra el Caja San Fernando, tuvimos muy cerca el ascenso.

 

¿Qué recuerdos guardas de Mike Schlegel, con el que compartiste vestuario en su primera temporada en España?

 

Mike hablaba un poco español porque su novia era argentina y venía de ganar la liga de aquel país con el Ferrocarril Oeste. Era muy callado, muy suyo, pero era un grandísimo jugador con muy buen tiro, inteligente en la cancha.

 

Pasando a comentar aspectos del baloncesto de hoy en día. ¿Cómo ves a este club que surgió hace diez años, el Oviedo Baloncesto, que nos tiene tan acostumbrados a una sucesión de éxitos?

 

Yo creo que están acertando sobre todo con los fichajes todas estas temporadas. Llevan 6 o 7 años con un boom espectacular. Empezaron a subir categorías: EBA, LEB Plata, LEB Oro... Es muy importante el apoyo institucional que tienen tanto público como privado. Subir a la ACB es muy complicado pero más por el canon junto a la configuración de una plantilla competitiva. Pero el Oviedo Baloncesto está haciendo un gran trabajo.

 

Tu vinculación actual con el baloncesto viene por medio del Formabasket.

 

Sí, hace cuatro años estábamos de entrenadores en el Colegio Ursulinas de Gijón Juan Carlos García, Daniel Tamargo, su hermano y yo y no nos sentíamos muy conformes con el planteamiento del Colegio, por lo que decidimos crear un nuevo club que lo llamamos Formabasket. Al salir de allí, muchos padres del Colegio, quisieron seguir con nosotros porque creyeron en nuestro proyecto.

 

El Formabasket comenzó con cinco equipos: tres femeninos (alevín, infantil y cadete) y dos masculinos (junior y senior). Ahora mismo contamos con cuatro equipos, todos femeninos. Decidimos no tener categoría masculina por cuestión de costes y de presupuesto. Actualmente contamos con dos cadetes, un infantil y un junior. Me encargo de la gestión del club con nuestros entrenadores y con el objetivo de formar jugadoras.

 

Por último, el baloncesto en casa continúa con tu hijo Ángel…

 

Está jugando con el equipo del Basket Villa de Mieres 2012 en 1ª Nacional y además entrena con el equipo de Liga EBA e incluso está siendo convocado para algún partido. Por otro lado, mi sobrina, Allison Johnson, está destacando en U.S.A. Es española y está en Norcross High School (Georgia). Es su último año previo a dar el salto universitario y ya tiene ofertas de distintos centros para contar con sus servicios.

 

(Entrevista: Francisco Gayo/Fotos: archivo de Óscar Moro)

 

Nota: Entrevista aparecida en los números 3 (diciembre de 2014) y 4 (enero de 2015) de la revista MVP.