El viernes, día 2 de noviembre, nos esperaba la aventura más grande que íbamos a vivir en nuestra estancia en Rusia. Cómo os comentábamos en la crónica del CSKA-Olympiacos, los dos equipos de Moscú, comparten una misma situación: no pueden jugar en Euroliga en su pabellón. Pero mientras en el caso del CSKA, los pabellones están separados por apenas un paso de cebra, en el caso del Khimki la cosa se complica bastante.

 

En primer lugar, Khimki es un es una ciudad perteneciente al oblast de Moscú. Se encuentra ubicada al noroeste de Moscú, en el extrarradio de la ciudad, y tiene una población aproximada de unos 200.000 habitantes. A Khimki no llega aún la línea de metro, llega un autobús en el que toda la grafía está en cirílico, lo que hace arriesgado el usarlo, por aquello de a saber dónde terminaremos.

 

En segundo lugar, el BC Khimki, disputa sus partidos de Euroliga en el Mytischi Arena ubicado a 24 kilómetros del Basketball Center Region Of Moscow, el pabellón donde el Khimki disputa sus partidos de la VTB United League (la liga rusa). Si a estos dos factores, le unimos que los viernes de tarde, Moscú queda absolutamente detenido por el tráfico, la cosa se complica bastante. El Khimki pone a disposición de sus aficionados autobuses gratuitos desde su pabellón de Khimki hasta el Mytischi Arena, y en contacto con el club, nos reservaron una plaza en ese autobús para irnos  con la afición de Khimki.

 

A las seis de la tarde (totalmente de noche en Rusia), llegamos al exterior del Basketball Center Region of Moscow para coger el autobús con la fanaticada local.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El viaje, que duró más de una hora, se realizó en un autobús como podéis ver muy confortable en el que había wifi gratuito y una agradable temperatura de +16 grados, insólito por el hecho de que las calefacciones estaban a unas temperaturas superiores a 25 grados en la práctica totalidad de lugares cerrados de la ciudad. La mayoría de aficionados del Khimki eran jóvenes que viajaban en el autobús con tranquilidad y sin apenas hacer ruido.

 

Llegamos al Mytischi Arena, un pabellón que normalmente alberga hockey sobre hielo y que acoge las citas de Euroliga del Khimki por los motivos reseñados con anterioridad. A la llegada al pabellón, problemas para encontrar la entrada correcta. Agradecer al BC Khimki, en especial a Elena, la atención y dedicación que encontramos. Finalmente, accedemos al pabellón por la puerta donde lo hacen los jugadores, y nos acomodamos en nuestro lugar tras realizar acreditarnos correctamente. A nuestro lado, nuestro amigo Artem, a quien conocimos el día anterior en el Megasport, a quien mandamos un saludo desde Asturbasket, agradeciéndole lo mucho que nos ayudó.

 

Tras haberles visto en Oviedo ante el Valencia Basket, era la segunda vez que veíamos en directo al Herbalife Gran Canaria esta temporada. Para los de Salva Maldonado era uno de los viajes más difíciles por las siete horas de vuelo, y porque visitar a los equipos de Moscú nunca es sencillo para nadie, menos aún para un equipo que este año debuta en Euroliga.

 

 

Con el Mytischi Arena a media entrada nada más, a las 20:00 horas dio inicio el partido.  Los canarios comenzaron defendiendo bien y anotando por medio de DJ Strawberry y Kim Tillie lo que dio la primera ventaja de 0-5 al Herbalife, que fue rápidamente abortada por un parcial de 7-0 del Khimki.

 

Anzejs Pasecnicks y Clevin Hannah iban contestando por los canarios a las primeras porciones de magia rusa que nos dejaba Alexey Shved, hasta que a 5:40 del descanso y con un marcador de 12-12, Bartzokas se hartó del correcalles que era el partido y lo detuvo.

 

Hasta ese momento estábamos viendo un partido muy abierto, una velocidad ofensiva altísima y una cierta despreocupación defensiva en ambos equipos. Bartzokas, consciente de los problemas que le había creado el Herbalife al CSKA días antes, no estaba dispuesto a ofrecerle el mismo escenario a los de Salva Maldonado. Tras el tiempo muerto, la defensa del Khimki se hizo más agresiva, y los canarios no terminaron de encontrar la pócima para superar la defensa zonal que el Khimki comenzó a aplicar.

 

Tras una canasta de Eulis Báez, que puso el empate a 16, los rusos se despegaron con otro parcial de 25-16 con Malcolm Thomas y Tony Crocker como estiletes ofensivos. Un triple de Marcus Eriksson y dos tiros libres de Albert Oliver en las últimas acciones, permitieron a los canarios llegar vivos al término del primer cuarto.

 

 

Herbalife Gran Canaria sostuvo en el inicio del segundo cuarto, el primer arreón del Khimkhi, pero nada pudo hacer cuando el “Zar” Alexey Shved se puso al mando de las operaciones. Tres triples suyos, unidos al buen hacer de Charles Jenkins y Dee Bost en este segundo cuarto, rompieron definitivamente el partido llegándose al descanso con un marcador de 49-33. El partido estaba acabado como comentábamos con la prensa rusa.

 

Tras el descanso, esperábamos una reacción del Herbalife tratando de meterse en el partido, pero este siguió por los mismos derroteros. Los canarios estaban fuera del mismo, y se limitaban a ser espectadores en primera fila de patio del recital de Alexey Shved, quien a falta de 5:27 para finalizar el tercer cuarto, ya llevaba en su casillero 21 puntos y 5 triples. El equipo canario no dejó una buena imagen en Moscú, con constantes perdidas en ataque, y una incapacidad total para frenar la ofensiva del Khimki, que dejó acciones tan espectaculares  como una canasta de Anthony Gill tras un espectacular reverso.

 

El público del Khimki disfrutaba de la primera victoria en esta Euroliga con tranquilidad, un público que a pesar de no congregarse en este partido en gran número, se mostró animoso desde mucho antes de empezar. En cada asiento, se coloca un folletín informativo del partido que los seguidores usan para golpearse las manos al unísono todos durante el desarrollo del partido para animar al Khimki, creando con ello un bullicio que para quién nunca lo había vivido como era nuestro caso, resulta sumamente atractivo.  En la cancha, el partido estaba decidido desde hacía mucho. El marcador llegó a reflejar un escandaloso 75-50 a un minuto de terminar un cuarto que se cerró con un triple de Eriksson.

 

Con el partido totalmente liquidado, y un Herbalife barrido de la pista por el Khimki, el último cuarto fue un trámite que los canarios aprovecharon para maquillar un resultado que llegó a ser de 83-55, dejándolo en un honroso 87-72, ya con Shved en el banquillo durante la práctica totalidad del cuarto, y con minutos para los menos habituales como Vialtsev, Zaitsev o Gubanov.

 

Victoria sin paliativos del Khimki, que ya se marcaban el viernes día 9 como su siguiente fecha para lograr una victoria. Comparece el FC Barcelona en el Mytischi Arena a las 22:00 hrs, hora rusa.  Al término del encuentro, nos despedimos de Artem, y nos fuimos a la tienda del BC Khimki a adquirir material oficial del club. Estuvimos charlando con Elena, la mujer que se encarga de la voz en la mesa del club, quien en un perfecto castellano, nos atendió y nos ayudó en todo lo que necesitamos con una paciencia y amabilidad infinita.

 

A pie de pista, y con el partido concluido, Alexey Shved nos dejó la imagen del partido. Uno a uno, “El Zar”, atendió a todos los niños y aficionados del Khimki que quisieron fotografiarse con él y lograr un autógrafo suyo. Un ejemplo de humildad, y un detalle de grandeza. Un espejo en el que deberían mirarse otros deportistas que objetivamente, nunca le llegaran a Shved ni a la suela de la zapatilla. Detalles que crean afición por este deporte.

 

Nos subimos en el taxi que Elena amablemente nos llamó para regresar al hotel, con la sensación de hacer vivido una gran tarde, y de haber descubierto a fondo el funcionamiento de un gran club como es el BC Khimki de Moscú, que nos abrió sus puertas y nos dispensaron un trato extremadamente atento y cordial. Gracias a todos ellos, especialmente a Elena Nazarova, y mucha suerte para esta temporada 2018-19. Nos volveremos a ver.

 

(Crónica y fotos: David De la Vega @desdethule)