EDITORIAL: LOS BUITRES Y LA ESTULTICIA
Los buitres de pico fino despliegan sus alas en un baloncesto asturiano, en buena parte hostil hacia la idea de que en nuestros clubes actúen jugadores extranjeros.
Algunos de los acontecimientos vividos en el baloncesto asturiano en las últimas semanas han provocado sentimientos encontrados. El descenso del Gijón Basket 2015 junto a la marcha de una parte muy representativa de su grupo de trabajo junto al anuncio hecho por el BVM2012 de la más que posible renuncia a su plaza en la Liga EBA y al desmantelamiento de su proyecto internacional son duros varapalos para muchos aficionados o seguidores del baloncesto asturiano, que ven como dos interesantes proyectos surgidos en los últimos años, sufren importantes pasos atrás en sus respectivas trayectorias. A estos reveses se les podría sumar el descenso del Universidad de Oviedo en Liga Femenina 2 en una temporada complicada pero al mismo tiempo esperanzadora.
Lo que es tristeza para unos, se convierte en alegría para otras y más aún en esta Asturias tan cainita y llena de envidias. Y es que al mínimo olor de descomposición en clubes como Gijón Basket 2015 o BVM2012 no han tardado en salir los esperados buitres carroñeros deseosos de alimentarse de las desgracias ajenas, aunque en ambos casos se trate de proyectos aún vivos, que sencillamente pasan por los malos momentos acordes con la evolución de cualquier entidad.
Por otro lado, llama poderosamente la atención la obsesión que tienen algunos por asturianizar las plantillas y lo que molesta especialmente que en este equipo o en aquel haya más o menos extranjeros. ¿Acaso no es mucho más interesante que en los deportes de equipo convivan diferentes filosofías y modelos? De esa forma se enriquecen las competiciones y aumenta el nivel de las mismas. Por otra parte, se debería de respetar más el trabajo de los demás, antes de pecar de arrogancia y contemplarse tanto en el espejo de la autocomplacencia.
En cuanto a esa obsesión por las plantillas asturianizadas también es llamativo que surja con tanta fuerza en nuestro baloncesto. Nos guste o no, en la actualidad hay escasez de jugadores asturianos capacitados para jugar en ligas profesionales o semiprofesionales. Asturias siempre ha producido pocos jugadores o jugadoras comparados con otras autonomías. Se cae en el absurdo de criticar que un club que siempre ha buscado tener algún jugador de nuestra región en su plantilla como es el Oviedo Baloncesto, esta temporada no tuviera ningún jugador asturiano. Ni que los hubiera por decenas jugando en LEB Oro…
El Real Madrid o el Perfumerías Avenida, los mejores equipos de nuestros baloncestos masculino y femenino, no tienen prácticamente esta temporada ningún representante de sus respectivas autonomías. Lo más parecido en ambos casos serían Felipe Reyes y Ángela Salvadores, pero por residencia no por nacimiento (uno es nacido en Córdoba y la otra en Oviedo).
Dos de los clubes modelo en la Liga Endesa son sus dos representantes canarios: el Herbalife Gran Canaria y el Iberostar Tenerife. Canariones y chicharreros suman cero jugadores canarios entre sus dos primeras plantillas (curiosamente hay cuatro catalanes: Albert Oliver, Xabi Rabaseda, Oriol Paulí y Ferrán Bassas). Sin embargo, los dos clubes son ejemplo de grandes éxitos y llevan dos trayectorias notables en las últimas temporadas consolidándose en la zona noble de una liga tan competitiva como en la Liga Endesa. Incluso en el caso del Iberostar Tenerife sumando un título europeo a su palmarés, mientras que el Herbalife Gran Canaria también es un asiduo en las competiciones europeas. Una quimera para nuestro baloncesto.
Hasta clubes tradicionalmente centrados en trabajar la cantera y hacerlo mejor que nadie como Joventut o Estudiantes cuentan con algunos jugadores foráneos en sus equipos inferiores. El baloncesto español está lleno de ejemplos, acordes a los tiempos que vivimos, pero parece que solo molesta cuando lo hace algún equipo asturiano. Curioso cuando menos…
Ojalá en todos los ámbitos se produjera esa obsesión por la asturianización. Suponemos que esas voces tan críticas no realizan sus compras en grandes superficies multinacionales ni cuentan con proveedores que no sean de nuestra región. Igual habría que comenzar a pedirles a ellos también una prueba documentada de asturianía. Por si llega la radicalización a nuestras calles, habrá que tener a mano el libro de familia y el certificado de asturianía hasta la tercera generación.
Volviendo a los buitres, los romanos consideraban la aparición de estas aves rapaces como signo de buenos augurios, por lo que estamos de enhorabuena con la entrada en escena de algunos carroñeros en el panorama del basket asturiano, bien sea porque darán suerte a clubes que aún están vivos o porque ellos mismos se presenten con otros proyectos competitivos. Nuestro baloncesto, sin duda, necesita de prohombres que den un paso adelante y formen equipos competitivos en las ligas FEB, entendiendo por competitivos con hacer algo más que juntar 10 fichas y montarse en un autobús cada quince días para perder de 40 puntos.
El tiempo es ese juez inescrutable que pone a cada uno en su lugar. Los mediocres seguirán instalados en las ramas, esperando ver algún “cadáver” pasar. A los triunfadores solo les esperan éxitos basados en mucho trabajo y nuevas ideas.