La temporada 2019-20 vino marcada por la disposición impuesta por la Federación Española de Baloncesto en las bases de competición de LEB Plata y Liga Femenina 2, donde se especificaba que los equipos siempre deberían de tener un jugador de formación en pista en todo momento, aunque finalmente no se aplicó en los partidos de ambas competiciones.

De igual forma, en dichas bases de competición de la campaña 2019-20 ya se advertía que esa obligación pasaría a ser de dos jugadores de formación para la temporada siguiente, es decir, la 2020-21.

Y en esta ocasión sí que la FEB va a ser estricta con el cumplimiento de esta norma, por lo que los clubs de LEB Plata y Liga Femenina 2 van a tener que componer sus plantillas con un alto porcentaje de jugadores de formación.

Así en la página 36 de las bases de competición de la LEB Plata para el próximo ejercicio indica lo siguiente:

“JUGADORES DE FORMACIÓN: Los equipos deberán mantener en el terreno de juego y durante todo el tiempo de juego, al menos dos (2) jugadores de formación de los que integran el acta del encuentro”

Este mismo párrafo aparece asimismo en la página 26 de las bases de competición de la Liga Femenina para la temporada venidera.

Esta noticia podría parecer muy positiva para el baloncesto nacional, porque se incentiva la contratación del jugador español y que juegue minutos, pero tiene muchos puntos negativos que es preciso analizar.

Para empezar, que un jugador sea de formación no implica necesariamente que sea español ni mucho menos. En términos baloncestísticos, un jugador de formación es aquel que entre su segundo año de infantil y su segundo año de junior, haya estado inscrito en un club afiliado a la FEB al menos tres temporadas.

Así pues, muchos jugadores extranjeros que llegan a las canteras de clubs españoles, sobre todo de Liga Endesa, son de formación. Si miramos las plantillas de Liga Endesa de la temporada recién terminada son jugadores de formación ejemplos como los del serbio Dejan Todorovic, el checo David Jelinek, el georgiano Beqa Burjanadze, el macedonio Nenad Dimitrijevic o los letones Rolands Smits o Rinaldas Malmanis.

Por otra parte, la necesidad de contar con un bloque nacional para afrontar los partidos, benéfica a los equipos grandes en contra de los más humildes, que  tendrán muchas más dificultades en acceder a un mercado restringido, más aún en el caso de los equipos de Liga Femenina 2, con la desmesurada ampliación de 28 a 42 equipos y muy pocas jugadoras extranjeras que puedan tener cupo de formación.  

En definitiva, otra dificultad más para los clubes de LEB Plata y Liga Femenina 2 en una temporada que a los interrogantes de siempre en el baloncesto español hay que añadir la particular situación que se vive con la pandemia del coronavirus.

Los representantes asturianos en estas competiciones, Círculo Gijón y ADBA, tendrán otro obstáculo más que sortear para poder formar un plantel competitivo.

(Noticia: F. Gayo/Fotos: Asturbasket)