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A RICARDO HEVIA IN MEMORIAM

Nuestro compañero Cipriano Fernández, autor de varios libros deportivos, realiza un sentido homenaje a la inigualable figura de Ricardo Hevia, fallecido ayer en Lugo a los 81 años de edad.

El empuje para entrenar en Mieres me lo dio el Hermano Máximo en el Colegio de los Frailes en Mieres. Fuimos capaces de romper la hegemonía del entonces todopoderoso Inmaculada, y durante tres años consecutivos fuimos Campeones de Asturias Infantiles en minibásket y nada menos que Subcampeones de España, en Salamanca, contra un equipo madrileño. Con jugadores como Juan Luis, Jorge, Carballido, Chema, etc”.

 

Así me lo relataba nuestro querido Ricardo Hevia, el mejor técnico de baloncesto de la historia de Asturias y uno de los grandes de España, en una entrevista que tuve la inmensa suerte de poder realizarle un sábado 24 de julio de 2014 en el Café do Centro, en Lugo capital.

 

Nos ha dejado a la edad de 81 años uno de los deportistas más grandes de nuestra historia, nacido un 16 de septiembre de 1940 en Mieres del Camino; amante del fútbol, buque insignia de nuestro baloncesto y seguidor y conocedor de todo el resto de deportes.

 

Mientras todo el mundo seguía por aquel entonces las incidencias del Caudal Deportivo, a Ricardo le tiraban más las canastas del Colegio de los Frailes de La Salle. Empezó a jugar en todos los equipos con distintas denominaciones de Mieres, y que en realidad siempre eran el mismo: Educación Nacional y Descanso, Patín, Caudal y Fabri. O lo que es lo mismo la historia del Baloncesto Mieres.

 

 

Ricardo era el más alto del equipo y jugaba con sus amigos de siempre: Alfonso y Pelayín. Sus entrenadores fueron Alfredo Visiola, Miguel Ángel Álvarez Suárez y Pablo Benazco. Se marcha a cumplir con la patria a Las Palmas donde jugaría también en el histórico Metropole, donde años más tarde volvería como míster.

 

Tener el enorme placer de escuchar durante más de dos horas a Ricardo Hevia en aquella sobremesa, es uno de esos regalos que la vida me concedió, cuando estaba escribiendo el que entonces era mi tercer libro, sobre la historia del baloncesto en Asturias. Un hombre que en aquel momento se abrió totalmente hacia mi proyecto, y me confesaba auténticas palabras salidas desde lo más hondo de su corazón:

 

Todo lo que me pasó en mi vida está alrededor del baloncesto. Otros me han dicho muchas veces que si no fuese por mi carácter, podría haber llegado más lejos. Aunque fui el primer entrenador que saliendo de un pueblo pequeño como Mieres, donde nunca hubo un gran jugador internacional ni con gran trayectoria, llegué a la ACB. Es de lo más orgulloso que me siento”.

 

Nada menos que ocho temporadas en la división más alta de nuestro baloncesto, si bien hasta la campaña 1969-70 había entrenado ya al Patín Mieres, Fabri Mieres y Hunosa. Al año siguiente pasaría una temporada en el Grupo Covadonga, previo viaje a Las Palmas para entrenar al Metropole campaña y media. La otra sería con el Hunosa donde conseguiría el ascenso a 2ª División.

 

 

Sin embargo, de toda su excelsa trayectoria Ricardo se emocionaba con su periplo de siete temporadas en el histórico Club Atlético Universitario, el CAU, donde me manifestaba que “fue la etapa más maravillosa de mi vida. En la Plaza de la Gesta, en los años 74, 75 y 76 los sábados por la tarde cuando había partidos se juntaban más de 1.200 aficionados. El ambiente que había en el Mesón de Sancho, en Picos, se llevaba la ciudad hacia arriba. Fueron ocho años excepcionales, en lo personal y lo deportivo, un tiempo maravilloso. Y fue Luis Barniella, quien me llamó para entrenar al CAU, el culpable de todo aquello”.

 

Después vendrían dos años más en el Grupo Covadonga, una temporada en el Nelson de León, dos campañas en el C.B. Tradehi, dos en el Lagisa Gijón en 1ª B, y temporada y media más en el C.B. Oviedo, antes de fichar por el Breogán y llegar a la ACB, sustituyendo en el banquillo del Pazo dos Deportes a José Clavijo. Era la campaña 1988/89. Continuaría en Lugo dos campañas más alcanzando los puestos 17º y 16º en la clasificación final.

 

En la 1991-92 le reclama otro histórico del baloncesto gallego también entonces en la ACB, el OAR de Ferrol, alcanzando con aquel superequipo la 10ª posición, con jugadores como Aldrey, Abalde, Loureiro, Wilson y Anicet Lavodrama. Una temporada más le llama de nuevo el C.B. Breogán, su casa, “fíjate si me ha gustado Lugo que aquí he quedado a vivir en Outeiro de Rey. Para mí Lugo, es mi casa, siempre me he sentido muy querido y apreciado por mi trabajo”.

 

Otra temporada en el OAR, sustituyendo a José Antonio Figueroa, y a la siguiente fue reclamado en otro proyecto como el Baloncesto Salamanca, también de la ACB, sustituyendo a Fernando Marchante.En la temporada 1995-96 vuelve al Pazo dos Deportes de Lugo donde cerraría su periplo con el Breogán en campaña y media maravillosa: Campeones de Liga EBA, ascenso a LEB, y a mitad de la segunda campaña le ficha el C.B. Murcia de la ACB. Su última experiencia en el banquillo también en la máxima división fue en el Ourense Xacobeo ´99. En aquella temporada pasaron por el banquillo del club orensano y por este orden: Navarro, Tim Shea, Antonio García, Manu Gómez y finalmente Ricardo Hevia.

 

 

En total el gran entrenador e inolvidable persona que ha sido Ricardo Hevia entrenó 27 de 28 temporadas posibles, y solo descansó en la 1984-85. Fueron 15 los equipos por los que pasó y de ellos cinco en la ACB (Breogán, OAR Ferrol, Baloncesto Salamanca, C.B. Murcia y Xacobeo Ourense). Debutó en ACB un 11 de marzo de 1989 consiguiendo sumar un total de 175 partidos en casi una década inolvidable. También fue entrenador de la Selección Asturiana que jugaría la final de los Juegos del Cantábrico ante la selección de Vizcaya donde jugaban entre otros jugadores de 1ª División del extinto KAS como Iñaki y Chema Catecillo. Por Asturias míticos jugadores como Varillas, Rozas, Chuchi, el Caruca, Santos, Chalo, Alejandro, Joaquín, Jorge o Puente.

 

Directo, sincero y sin atajos, Ricardo Hevia se había sacado el título de entrenador nacional en Tarragona un 25 de julio de 1969 y no tenía pelos en la lengua para dejar una sentencia para la historia: “en aquella misma promoción se sacó el título Lolo Sáinz, por quien siento una especial admiración. Él en cuatro años estaba en la élite y yo en les caleyes”.

 

Un enamorado del deporte, un apasionado del baloncesto que consiguió coincidir en Menorca y Pontevedra con leyendas del banquillo como Chuck Daly. Y que fue entrenador de míticos jugadores como Arnet Hall, Velimir Perasovic, Kevin McGee, Manel Sánchez, Dusko Ivanovic o Chichi Creus, entre tantos otros. A esos tres últimos mitos los entrenó cuando la ACB le premió por su trayectoria en el All Star de Zaragoza en 1990.

 

Nos ha dejado el mito del baloncesto asturiano, D. Ricardo Hevia Álvarez, D.E.P. Mi más sentido y emocionado pésame para toda su Familia y para la gran Familia Mierense y Asturiana, en una jornada de luto.

 

Nunca le olvidaré, y le agradeceré siempre su disposición y su interés por mis libros y por mi interés en seguir publicitando el tema de la canasta. Mi agradecimiento para dos amigos de Mieres como Jorge Manuel Fernández Díaz y Eduardo Lada, también paisanos de Ricardo y que en su día me facilitaron el camino para poder conocer al mejor entrenador asturiano de la historia.

 

En Lugo, en esa maravillosa casa que es la familia breoganista, también lloran la muerte de un hombre que durante seis temporadas contribuyó a engrandecer su historia. Un hombre con una privilegiada memoria, una biblioteca de baloncesto, un hombre mítico de nuestro deporte.

 

Ricardo Hevia Álvarez: “De un pueblín como Mieres a la ACB”.

 

(Extractado de mi libro “Mi Querido Baloncesto”, dedicado en memoria a un gran deportista).

 

(Artículo: Cipriano Fernández/Fotos interiores de su obra “Mi Querido Baloncesto” cedidas por su autor)

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Ricardo Hevia, arriba a la izquierda, al lado de Arnett Hall, en una formación del mítico CAU (Foto: Mi Querido Baloncesto).

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